EL CRISTO NEGRO DEL SISAL
EL CRISTO NEGRO
AGOSTO 2017 - YUCATÁN, MÉXICO
Mi idea de publicar esto es compartir mi experiencia, lo que aprendí y transmitir lo que fue para mi formar parte de esta tradición.
Una tradición que se transmite de generación en generación todos los años en la localidad del Sisal.
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Al iniciar el día, se realizó la misa tradicional a un costado del muelle de pescadores. Luego con el Cristo por delante, cientos de personas y nuestras dos embarcaciones partimos desde allí para hacer el recorrido de la peregrinación marina. De hecho nosotros salimos tarde, ya que habíamos tenido un desencuentro con nuestras lanchas, pero pudimos unirnos rápidamente y así navegar aproximadamente una hora hacia el lado del puerto. Cuando nos dieron la indicación todos viramos hacia el otro lado pasando por nuestro punto de partida y continuando algunas millas mas. Antes de retornar a la playa, a la altura del muelle, se llevó al cristo a las profundidades. Tengo entendido que este acto es para pedirle al mismo que traiga buenas pescas de pulpo, ya que es la época de abundancia.
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No faltan las madres que llevan a los niños a presenciar esta ceremonia. Quizás de aquí venga la clave de mantener viva esta tradición y la fe que esta tan latente en este país. Con el correr de los años seguramente estos mismos serán los próximos que asistirán con sus hijos y recordando su infancia a través de ellos logren que las generaciones futuras puedan hacerlo también.
EL TORITO Y EL VENADO
Sabado 26
Mas allá de las ceremonias religiosas esta época se vive como una fiesta en el pueblo. La noche del sábado pudimos presenciar el ritual del torito, como así lo llaman.
Sin saber muy bien en que consistía nos acercamos al lugar donde estaban haciendo los preparativos. En realidad, a la casa donde se encontraba un muchacho completando la estructura de metal con fuegos artificiales, que luego se les pondrían a las figuras del venado y el torito.
Mientras lo observábamos trabajar nos pudo contar que antes de él, era su padre el que realizaba ese procedimiento, pero ya se encontraba en edad mayor para poder continuar haciéndolo. Ahora le correspondía a él hacerlo. Con este relato entendí que su hijo, que permanecía a su lado, estaba adquiriendo los conocimientos para ser su sucesor. Se podría decir que quizás este sea el legado familiar, y que mientras este se mantenga latente también lo estará esta celebración.
No recuerdo en otra ocasión haberme divertido tanto y al mismo tiempo tener tanto pánico como esa noche. Comprendí porque algunos nos comentaban que era algo peligroso y que incluso algunas autoridades lo habían querido prohibir. Realmente la adrenalina que se vive allí mezclada con las carcajadas propias y de los demás, hacen que sea un evento inigualable.
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Hay varias historias que se cuentan del cristo negro, incluso pareciera que hay mas de uno en México y las ceremonias son distintas, pero en el Sisal, un pueblo pesquero que se encuentra en la península de Yucatán, cuentan que el cristo negro fue encontrado flotando en sus costas alrededor del año 1915, luego de que lo hayan desaparecido en la época de la revolución.
El cristo descansa la mayor parte del año en la iglesia de la ciudad de Hunucmá debido a que en ese entonces Sisal no contaba con una capilla para su resguardo.
Desde 1962 con el primer traslado de visita al pueblo, a pedido de la gente, comenzó esta famosa tradición que con los años se hizo cada vez mas popular.
Cada año, en el mes de agosto, es llevado a esta localidad el cristo negro, donde permanece varias semanas para que cada gremio realice una misa en su nombre.
Para finalizar este periodo de ceremonias, se realiza un tradicional paseo por el mar el ultimo domingo del mes, donde participan tanto los gremios, como los residentes e incluso visitantes que se acercan allí especialmente para estar presentes en este acontecimiento.
PEREGRINACIÓN MARINA
Domingo 27
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Al iniciar el día, se realizó la misa tradicional a un costado del muelle de pescadores. Luego con el Cristo por delante, cientos de personas y nuestras dos embarcaciones partimos desde allí para hacer el recorrido de la peregrinación marina. De hecho nosotros salimos tarde, ya que habíamos tenido un desencuentro con nuestras lanchas, pero pudimos unirnos rápidamente y así navegar aproximadamente una hora hacia el lado del puerto. Cuando nos dieron la indicación todos viramos hacia el otro lado pasando por nuestro punto de partida y continuando algunas millas mas. Antes de retornar a la playa, a la altura del muelle, se llevó al cristo a las profundidades. Tengo entendido que este acto es para pedirle al mismo que traiga buenas pescas de pulpo, ya que es la época de abundancia.
Pasadas algunas horas y varios kilómetros retornamos con dirección a la playa donde allí varios fieles se acercan para despedirse del cristo negro, al cual recién volverán a ver el próximo año ya que luego se devuelve nuevamente a la iglesia de Hunucmá.
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No faltan las madres que llevan a los niños a presenciar esta ceremonia. Quizás de aquí venga la clave de mantener viva esta tradición y la fe que esta tan latente en este país. Con el correr de los años seguramente estos mismos serán los próximos que asistirán con sus hijos y recordando su infancia a través de ellos logren que las generaciones futuras puedan hacerlo también.
EL TORITO Y EL VENADO
Sabado 26
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Sin saber muy bien en que consistía nos acercamos al lugar donde estaban haciendo los preparativos. En realidad, a la casa donde se encontraba un muchacho completando la estructura de metal con fuegos artificiales, que luego se les pondrían a las figuras del venado y el torito.
Mientras lo observábamos trabajar nos pudo contar que antes de él, era su padre el que realizaba ese procedimiento, pero ya se encontraba en edad mayor para poder continuar haciéndolo. Ahora le correspondía a él hacerlo. Con este relato entendí que su hijo, que permanecía a su lado, estaba adquiriendo los conocimientos para ser su sucesor. Se podría decir que quizás este sea el legado familiar, y que mientras este se mantenga latente también lo estará esta celebración.
No recuerdo en otra ocasión haberme divertido tanto y al mismo tiempo tener tanto pánico como esa noche. Comprendí porque algunos nos comentaban que era algo peligroso y que incluso algunas autoridades lo habían querido prohibir. Realmente la adrenalina que se vive allí mezclada con las carcajadas propias y de los demás, hacen que sea un evento inigualable.
No se si alguna vez vuelva a poder estar a fines de agosto en México, pero si así fuera volvería al Sisal. Recomiendo que si alguien tiene la oportunidad de vivir esta experiencia, o si se encuentra en esta fecha por la península de Yucatán, no lo deje pasar y disfrute tanto como yo lo hice, o más.
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